lunes, 22 de abril de 2013

El motor de "La estatua de sal" de Novo


Detrás de la creación de todo objeto significante siempre hay una intención, algo que mueve al creador a llevarlo acabo. En los textos literarios se tiene, al menos, una certeza, la de que lo que ha querido el autor es hacer literatura, crear ficción, jugar con las palabras y dejarnos un buen sabor de boca frente a la narración de una excelente historia. Sin embargo, cuando se está ante una autobiografía, aunque latentes, dichas razones pasan a segundo plano frente a la idea constante de lo “verídico”, de lo “real” de lo que pudiese dar cuenta en el texto autobiográfico. Por lo que uno no puede evitar preguntarse ¿cuáles son las razones por las que el autor habrá escrito su biografía? Existen varios móviles, los cuales persiguen objetivos diversos pero creo que al menos en los casos en que se ha contemplado la posibilidad de publicar el texto, hay un sentimiento de orgullo, de demostrar, ante el lector, lo que uno es y ha logrado. En el caso de La estatua de sal de Salvador Novo, publicada en 1998, es posible aventurar varios móviles, manifiestos explícitamente en el texto o que encuentre sentido en su relación con el contexto del autor. El primero y más inmediato es el del orgullo de ser Salvador Novo, el cual queda de manifiesto cuando el autor nos habla de su inminente inclinación y disposición por las letras, de su inteligencia despierta y el reconocimiento de sus profesores así como el deseo sexual que despertaba en otros desde siempre, deseo incluso no adivinado por él al principio: “Durante los ensayos, aguardaba mi turno junto a Jorge González, y reparé poco a poco en que fijaba  largamente sus ojos en mí”. (Novo 105)
Otra de las posibles razones es la necesidad de todo ser humano de reflexionar en torno a sí mismo, a su pasado, sus orígenes, con el fin de descubrir cómo la relación con los padres, por ejemplo, ha condicionado el destino, de algún modo. En el caso de Novo se hace evidente esa necesidad en la manera en que ha asumido la imagen de su madre frente a la de su padre, la primera como la más importante y determinante; la segunda como una imagen que no deseaba emular, de la que se avergonzaba: “Me aguardaba ahora la Preparatoria, y a ella, el seno natural de su familia, del que había salido  un poco sin medir lo que hacía, y al que regresaba, hija pródiga, con un hijo todo suyo y de cuyo destino sólo ella sería responsable” (114). En el caso del padre: “en la imagen de mis tíos, bien vestidos, perfumados, alegres, que habrían de llenarme de halagos y de obsequios, la figura encorvada, derrotada, débil y triste de mi padre no cabía”. (113)  
Otra razón que no debe desecharse es la de la escritura como una necesidad de expresión de lo que somos y de lo que necesitamos hablar. En La estatua de sal, Novo menciona que la idea de hablar sobre su vida es un proyecto que había intentado concluir antes con la redacción de una primera autobiografía titulada Yo. 
Otra idea, quizá la más importante sobre las razones de la biografía es que Salvador Novo no se entendería como tal soslayando su homosexualidad.

Bibliografía

NOVO, Salvador. La estatua de sal. FCE, México, 2010

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